Abelenda
Alfonso Pedro Abelenda Escudero, que firma como, es un
pintor y humorista gráfico gallego/español, nacido en La Coruña en 1931.
Precoz fue la vocación plástica de este personalísimo
artista, ya que desde niño se vió ambientado por su madre, la pintora Pilar
Escudero y la de su abuelo, el escultor Escudero, de gran fama en su momento.
También su padre, médico, es excelente dibujante. Sigue las orientaciones del
pintor Mariano García Patiño, hasta que se traslada a Madrid, para estudiar
Arquitectura. Conoce a los arquitectos Molezún y Fernandez Albalat, sus
paisanos, que apoyan su vocación estrictamente plástica, también alentada por
Tino Grandío y Jose Antonio Ozores. Prosigue su aprendizaje con Gutiérrez Navas
y asiste a las clases del Casón del Buen Retiro, vivero de artistas
incipientes. Realizó su primera exposición en A Coruña en 1954, con éxito
considerable, y se une al grupo de artistas coruñeses que forman jóvenes que
han de lograr fama muy pronto, como Labra, Teureiro y Lago Ribera. Ya entregado
a la pintura, sigue trabajando durante el periodo de su servicio militar en
Marruecos, donde, auspiciado por la Unesco, realiza exposiciones en Tetuán,
Tánger y Rabat. Hay en Abelenda una vena humorística de raíz goyesca que le
conduce a la caricatura. Colabora en diversas publicaciones del género a partir
de 1955, entre ellas "Don José" y la famosísima "La
codorniz", donde llega a ser una de las firmas más destacadas. Abandonados
los estudios de arquitectura, regresa a Galicia y en Compostela se matricula en
Ciencias Exactas. Tampoco ésta es su verdadera vocación, e intensifica sus
trabajos de humor, que le dan fama junto a nombres como Puig Rosado o Ballesta.
Viajero impenitente, recorre Europa y expone en Londres y París a principio de
los sesenta. Vuelve a los estudios de Arquitectura y termina por inclinarse
hacia la decoración, al tiempo que prosigue sus exposiciones en diversas
ciudades de España. Participa en ferias mundiales de Nueva York y Bruselas. Su
faceta humorística le proporciona la primera medalla en el Salón Nacional de
Humoristas en 1968. En 1973 publicó un curiosísimo libro, síntesis de su vena
satírica, titulado "Abelendario". Siempre ha sido un artista de muy
difícil clasificación, ya que participa de los más diversos modos, e inclusive
recurre a las recreaciones, que al fin hace expresiones propias, puesto que su
personalidad es arrolladora. A Goya le ha dedicado preferente atención, dando
visiones irónicas a personajes retratados por el genio aragonés que en el
gallego se trasforma para participar de la espectacularidad y el intimismo, en
una paleta caliente, lírica, a veces explosiva, sobre un dibujo como al
desgaire y, sin embargo, tan firme, tan excelente. Se aproxima al
expresionismo, dentro de una gesticulación amable en la que lo trágico o
denunciador queda disimulado, arropado por la belleza formal de la apariencia,
en ambientaciones deliciosas y sugeridoras, propias de un hombre de vasta
curtura, que ha sabido asimilar siglos de arte y estética, para dar de ellos
una visión actualizada, a un tiempo sinóptica y barroquizante, en la que, sin
duda, se acusa su caracter gallego. Está representado en museos y colecciones
institucionales de Galicia, de toda España, de diversos países de Europa y
América.
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